Escribir un libro es todo un reto personal que exige perseverancia y un buen depósito de ilusión para superar las miles de horas que le tienes que dedicar. Pero una vez el proceso acaba, se inicia uno bien distinto, la publicación, que demanda otras habilidades muy variadas y que son difíciles de hacer o caras de contratar. Desde la edición del texto, pasando por la corrección o el diseño de la portada y acabando en la más difícil de todas: la promoción.
Cuando me lancé a escribir "Madreperla" ignoré que me encontraría con todas estas trabas a pesar de ser consciente de que eran parte del camino. Quiero centrar este artículo en el último paso, el de la publicación, pero si te planteas hacerlo y confías en la calidad de tu libro, no te saltes el servicio de corrección ortotipográfica porque el texto hará un salto cualitativo bestial.
Centrémonos pues en el momento en que ya lo tenía todo. Se te abren esencialmente tres opciones: presentarte a concursos, buscar una editorial o representante, o la autopublicación. ¿Cuál es la mejor? Pues depende de lo que estés buscando a corto y largo plazo.
- La vía de los concursos es la que menos he considerado personalmente. Es un camino maravilloso para aquellas personas que buscan vivir de esto y que tienen un talento y dominio de la palabra superlativos. En mi caso, me siento más fuerte en la narrativa, es decir, en la construcción del relato. Además de una buena capacidad de jugar con las palabras, aquellos que emprenden esta vía tienen que leer en detalle las bases de los concursos para entender bien qué pasa con los derechos de autor de su texto. En algunos casos, aunque los derechos morales no se pierden nunca (el autor siempre será reconocido como tal), se pueden perder los económicos.
- Buscar un representante es una vía interesante para alguien que piense en un camino de larga distancia. No nos engañemos; vivir de escribir libros es casi imposible, pero si tu voluntad es intentarlo, el representante te puede abrir puertas. Al principio, no se trata de conseguir unas buenas condiciones económicas, sino el compromiso del profesional de apostar por ti. Yo lo probé, pero no conseguí despertar suficiente interés.
- El mundo de las editoriales es lo que analicé con más detalle. En realidad, aquí se abren dos caminos:
- Buscar una editorial "consolidada" es un camino lento y difícil. Consiste en enviar copias y copias y esperar que alguna de ellas muestre interés en lo que escribes. Más allá de preparar un pequeño documento que explique la historia y el tono, el autor tiene que poner mucha paciencia. Como con los representantes, es difícil obtener un compromiso firme de promoción. Igual que los bancos con las hipotecas, ellos son expertos en este tipo de contratos y tú, como autor, firmarás más bien pocos. Por esta razón, el autor queda desprotegido debido a su desconocimiento técnico. La editorial pide períodos de exclusividad y, por tanto, el autor queda atado de manos y pies.
- Ahora hay un buen número de editoriales pequeñas dispuestas a buscar nuevo talento. En realidad, son autoediciones escondidas bajo un sello. Envías el libro, y la persona que lo evalúa tiene que alcanzar un mínimo de libros al mes. Por tanto, publicar es relativamente fácil. Su modelo de negocio se basa en que, una vez has firmado, te comprometes a vender un mínimo de copias. No es ninguna cantidad desorbitada (alrededor de 100 copias que son fáciles de colocar). Naturalmente, quieren que aproveches tus redes sociales y contactos para promocionar personalmente el libro. Las regalías son pequeñas, con suerte unos pocos cientos de euros y, como en los casos anteriores, el autor pierde temporalmente el control sobre el producto. A su favor, algunas ofrecen servicios editoriales, como la corrección ortotipográfica, o el diseño de la portada (que es una de las cosas que te harán sudar más la gota gorda).
- Finalmente, el camino de la autoedición pura. De todas las opciones, la más rentable para el autor es Amazon. Personalmente, me generó conflictos porque pongo mucho en valor el trabajo de las pequeñas librerías donde te aconsejan porque los dueños hacen algo más que simplemente vender un producto. Publicar en Amazon es alimentar a la bestia. El problema es que, de la misma manera que el mundo editorial presiona a los libreros, estrecha a los autores. Los márgenes de Amazon son, de lejos, los más grandes para el autor que, a pesar de ello, no compensará las horas de trabajo. Y si eso no fuera suficiente, el market place de Bezos es tan grande que la única forma que tu libro aparezca es pagando publicidad, ya sea en redes sociales o en la misma Amazon. De nuevo, el margen del autor se reduce a la inexistencia.
Este panorama singular me llevó a tomar una decisión que, en ningún caso, es la que soñaba. Tenía dos caminos:
- Renunciar a los ingresos y rogar porque la editorial con la que firmara se tomara en serio "Madreperla",
- o mantener control sobre los esfuerzos de marketing y aprovechar los ingresos que genera el libro para reinvertirlos en publicidad en el mismo Amazon.
Opté por la segunda con el razonamiento de que prefería hacer los esfuerzos yo que dejarlo en manos de alguien más. La estrategia me funcionó, pero sólo parcialmente. Vendí más de lo que lo habría hecho a través de una editorial, pero la compra de tráfico no generó tantas ventas como esperaba. He aprendido que el camino del éxito en las plataformas digitales pasa por tres cuestiones:
- Maximizar el uso de tus redes, pero tiene el efecto que tiene. Todo tiene un límite.
- Publica a menudo. De cara a vender más, es mejor publicar libros cortos que tardar mucho entre libro y libro. Los autores generan ventas cada vez más altas a medida que aumentan su catálogo hasta el punto de que los libros antiguos también se reposicionan. En mi caso, escribo por placer y el costo de ello es una cierta renuncia a la calidad y, por tanto, no lo seguiré.
- Elegir temas de moda. "Madreperla" es un thriller político. Si hubiera hecho un "true crime" seguro que habría tenido más alcance.
No hay que perder de vista que hoy en día se publican alrededor de 100 libros al día en Catalunya. Imagina el volumen que representa y las opciones que tienen los autores para hacerse ver. Sea cual sea el camino, es una carrera de fondo que debe apoyarse en el placer que produce la escritura, dotando de sentido a las horas ocupadas en construir imaginarios. Para expresarlo en términos similares a los económicos, las vías para llegar al lector son diversas, pero todas requieren apalancarse en este placer, o el fracaso llega antes de, ni siquiera, poner el libro en la primera estantería.
Alberto Lacasa
Senior Global Project Manager en
COFCO International
Autor de “
Madreperla”
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